Sr. Presidente,
Sr. Director General,
Miembros del Consejo de Administración,
Queridos colegas y todos los que están hoy aquí, en esta sala o en línea,
Hay un viejo adagio que dice que «nunca dos sin tres», así que aquí tengo una vez más el privilegio de dirigirme a ustedes; siempre con la aprensión que sin duda es necesaria cuando se trata de hablar en nombre de todos mis colegas, cada vez más numerosos, que dan testimonio de la confianza y la necesidad de contar con una organización que les represente, ya que el Sindicato del Personal de la OIT cuenta actualmente con más de 2.100 miembros. Como ustedes, dirigentes de las organizaciones representativas del mundo del trabajo, saben mejor que yo, la afiliación puede indicar o bien que nuestros miembros se preparan para defender sus derechos, o bien que desean reconocer que hemos respondido a sus expectativas gracias a los progresos que hemos realizado.
Esta ambivalencia es hoy muy real para nosotros en el desempeño de nuestras funciones al servicio de la justicia social, y en muchos aspectos. En efecto, ¿cómo seguir siendo fieles a nuestro compromiso de neutralidad y a nuestro deber de silencio frente a las convulsiones de la escena internacional que nos indignan, en particular cuando la condición de funcionario de las Naciones Unidas no significa nada frente a las bombas que han matado recientemente a más de 150 de nuestros colegas en el ejercicio de sus funciones? ¿Cómo podemos encontrar la fuerza interior para seguir resistiendo y continuar trabajando durante años cuando un régimen militar hace oídos sordos a los mandatos de la organización a la que servimos y, en última instancia, continúa despreciando los derechos humanos que defendemos? ¿Cómo podemos permanecer fieles a nuestra profunda creencia en el poder de la justicia social cuando los conflictos siguen estallando o empantanándose en muchos países, lo que nos lleva a preguntarnos si hemos aprendido algo, al menos en los 100 años transcurridos desde la fundación de la OIT? La próxima semana, en la Comisión Institucional, examinarán ustedes una serie de informes sobre el seguimiento de la situación en diversos países, que muestran claramente el desorden en el que podemos encontrarnos, incluso si se toman medidas de acompañamiento para el personal de los países, como las mencionadas, por ejemplo, en el documento GB.350/INS/13 relativo a la agresión cometida por la Federación de Rusia contra Ucrania desde el punto de vista del mandato de la Organización Internacional del Trabajo. Por lo tanto, parece aún más importante poder contar con el hecho de que, en palabras de nuestro Director General en su Prefacio al Informe sobre la Ejecución del Programa de la OIT 2022-23, PFA/1 «En el futuro, la OIT debe redoblar sus esfuerzos para situar su misión de justicia social en el centro de todas las políticas nacionales e internacionales» y subrayando por otra parte que «la necesidad clara y urgente de hacer avanzar la justicia social sólo puede satisfacerse mediante una mayor solidaridad mundial, políticas más coherentes y una cooperación y asociaciones reforzadas con otros actores e instituciones».
La coherencia es ciertamente muy difícil de alcanzar, en un contexto organizativo que parece a la vez segmentado y difuso. Segmentado, porque el número de normas que tenemos que cumplir parece aumentar sin cesar, y las normas son dicotómicas: las normas de gestión – humanas y financieras – difieren según las fuentes de financiación de nuestras actividades, mientras que cada vez se nos pide más que pongamos en común nuestros recursos para tener un mayor impacto. También hay falta de claridad, ya que las líneas jerárquicas siguen sin estar definidas para una serie de departamentos o unidades en reestructuración a distintos niveles, o porque la contratación no sigue sistemáticamente los mismos procesos para grados equivalentes. El actual ejercicio de inventario de competencias, al que se hace referencia en varios documentos del orden del día (informe de auditoría interna, informe sobre la aplicación de la estrategia de recursos humanos de la OIT), también está suscitando una serie de interrogantes entre los colegas, que reconocen su utilidad en principio, pero plantean dudas sobre las consecuencias que podría tener en sus puestos de trabajo.
Cuando aumenta la complejidad, la tendencia es reforzar el control, multiplicar las normas y, en última instancia, conducir a un repliegue y una rigidez que no dejan lugar a la imperfección, a la improvisación que a menudo conduce a la innovación… en definitiva, al elemento humano. Puede que lo haya notado en este edificio: las puertas de los compañeros suelen estar cerradas, no porque estén trabajando en otro sitio, sino porque los compañeros se encierran en sus plazos profesionales y en las llamadas de sus equipos en todo el mundo, encontrando cada vez menos tiempo para la interacción social en nuestros lugares de trabajo. También estamos perdiendo de vista lo que significa el respeto en el lugar de trabajo: por lo tanto, no es insignificante que los resultados sean desiguales, como se indica en el Informe de situación sobre la aplicación de la Estrategia de la OIT en materia de recursos humanos 2022-2025, en el marco del objetivo de un entorno respetuoso y capacitado, en particular en lo que respecta a la «responsabilidad de los superiores jerárquicos de promover un entorno de trabajo seguro, un buen equilibrio entre la vida profesional y personal y el bienestar individual»; y ello en un momento en que todo trabajador debería poder disfrutar de su derecho fundamental a un lugar de trabajo seguro y saludable. El número de casos de alegaciones de acoso o de infracciones de conducta remitidas al Jefe de Auditoría Interna o tratadas por el Departamento de Recursos Humanos es aún más preocupante, tanto por el número de casos que resultaron finalmente infundados y que, por tanto, plantean interrogantes sobre una cultura que quizás conduce demasiado rápidamente a las denuncias, como por el número, aún demasiado elevado, de alegaciones de acoso que resultan finalmente fundadas. El sindicato deplora, al igual que la Administración, el número de situaciones que dan lugar a denuncias de ruptura de las relaciones profesionales y de acoso, incluso entre colegas.
Esta realidad es una razón más para acoger con satisfacción la adopción del plan trienal sobre salud mental y bienestar, mencionado en el mismo documento. El sindicato ha contribuido con interés a la elaboración de este plan, reclamando enérgicamente la aplicación de una de las primeras medidas, la evaluación de riesgos. Ante todo, debemos ser capaces de hacer balance de la situación y analizar las causas que llevan a muchos compañeros a sentirse incapaces de afrontar la situación y a alejarse de un entorno profesional que, por el contrario, podría darles realización y sentido. Las causas de estas situaciones son ciertamente múltiples y complejas, y corresponde a la organización, como empleador, ser capaz de analizarlas y ponerles remedio cuando están relacionadas con el trabajo.
Para poner en práctica este plan, y para que la organización pueda responder a las necesidades de gestión de este recurso tan preciado al servicio de la justicia social que son las personas, es lamentable que tengamos que ser cada vez más parcos, económicos y transigentes, a riesgo de perder eficacia y ambición. En los próximos meses, tendremos que preparar las propuestas para el próximo Programa y Presupuesto, y ya es previsible que habrá que tomar decisiones difíciles a la hora de priorizar las acciones a realizar, sin dejar de querer responder a todas las necesidades que nos habéis expresado y a nuestro deseo de ir cada vez más lejos en la promoción de la justicia social. Actualmente sufrimos una falta de recursos para una serie de funciones clave, como la gestión de recursos humanos, la prevención y gestión de conflictos y el apoyo necesario a los colegas. El riesgo es que acabemos queriendo «hacerlo todo», sin tener los medios para ello.
Por último, quisiera referirme, en consonancia con la estrategia de recursos humanos, pero también con el documento INS/4 Informe intermedio sobre la aplicación del Plan de Acción de la OIT para la Igualdad de Género 2022-2025, a la situación actual en materia de diversidad dentro de la Oficina y, en particular, de igualdad de género. La observación de que, y cito textualmente, «La OIT se está acercando a la paridad de género: la proporción de mujeres en el nivel P5 y superior ha aumentado del 34% en 2009 a alrededor del 43% en 2023, frente a un objetivo del 40%» parece, en efecto, alentadora, y se subraya en varios documentos. Los dos informes formulan recomendaciones idénticas, pidiendo que se mantengan los esfuerzos y «se garantice que los progresos en este ámbito continúan a todos los niveles». En efecto… Este éxito en la consecución de la paridad en los niveles superiores se ha logrado a expensas de la progresión interna y el reconocimiento de las competencias de los colegas a los que represento, que a menudo ven aún menos perspectivas de ascenso, o que se preguntan por qué sólo 1 de cada 3 nombramientos ha dado lugar a una promoción profesional. ¿Acaso no tenemos las competencias y los méritos para ser reconocidos por nuestro empleador? Del mismo modo, sigue existiendo una enorme disparidad entre las categorías de empleo – se mencionó que en el Día de la Mujer del año pasado, uno de nuestros colegas deploraba el hecho de no tener ninguna compañera en su equipo, en logística… Por último, sobre este tema, no puedo sino deplorar el hecho de que la OIT no quiera mirar un poco más hacia dentro cuando llega el momento de celebrar la igualdad de género. El Sindicato no ha sido invitado por la administración a las celebraciones que tendrán lugar esta semana, el 8 de marzo…
Así que sí, necesitamos solidaridad y humanidad.
Señoras y Señores del Consejo de Administración, es con esta voluntad de responder a las crecientes desigualdades entre los miembros del personal que avanzamos, con la Administración, en un programa de reformas que implica la armonización de las condiciones de trabajo y una mayor movilidad. En este sentido, les presentamos el documento PFA/9 Modificaciones del Estatuto. Este documento propone modificaciones del Estatuto que son el resultado de negociaciones emprendidas a un ritmo intenso desde el pasado mes de diciembre, sobre la base de una lista de medidas que deberían mantenernos ocupados a lo largo de este año. Estas negociaciones se están llevando a cabo con un espíritu constructivo, tratando de superar cualquier obstáculo para comprender las exigencias de cada parte, ya que en última instancia está claro que nuestro interés común es garantizar que cada colega que trabaja para la OIT tenga acceso al mismo reconocimiento y a las mismas condiciones de trabajo, independientemente de las fuentes de financiación. También está claro para todas las partes que el personal de la OIT desea poder desarrollar su carrera y beneficiarse de las oportunidades de movilidad, ya sea geográfica o funcional.
Este conjunto de medidas debería permitir reconocer que el servicio a la OIT es tan valioso cuando se está asignado a un proyecto de cooperación al desarrollo como cuando se pagan las cotizaciones obligatorias al presupuesto de la organización. Estas medidas también deberían permitir reducir la precariedad de nuestros colegas asignados a proyectos, cuyas perspectivas a medio o largo plazo se ven reducidas por estar limitadas a la longevidad de un proyecto concreto. Espero presentarles otras medidas en noviembre, que deberán negociarse mientras tanto.
Estos avances permiten por fin a la OIT avanzar en la adecuación de su gestión de los recursos humanos a la evolución de sus operaciones en su segundo centenario: el mandato de la OIT se cumple hoy tanto a través de sus actividades de cooperación al desarrollo en todo el mundo como a través del control normativo, siendo los distintos aspectos profundamente interdependientes e integrados. Sin duda, en el futuro será necesario ir aún más lejos en la integración del marco de los recursos humanos, al igual que se está haciendo a nivel programático. Sin duda, el sindicato aún tiene batallas que librar… Pero lo primero es lo primero…
Quiero dar las gracias al Director General por su apoyo y, en particular, a mis colegas del Departamento de Recursos Humanos y a los miembros electos del Sindicato, que dedican su tiempo y su pasión a encontrar soluciones y dar vida interna a los principios mismos del diálogo social y la negociación colectiva.
Señoras y señores del Consejo de Administración, pueden sentirse orgullosos de este logro, y espero que no haga sino reforzar su confianza en nosotros.
Gracias por su atención y ¡buen provecho!
Séverine Deboos
Presidente del Comité del Sindicato